Redacción El Monitor
México vive una nueva crisis de violencia y el gobierno de Claudia Sheinbaum, que cumple una semana en el poder, se ha puesto como prioridad hacerle frente.
El macabro asesinato del alcalde de Chilpancingo el domingo en el oeste del país, se sumó a la guerra abierta entre las facciones del Cartel de Sinaloa, en el norte. La semana pasada, además, seis migrantes murieron en el sur de México después de que militares dispararan contra el vehículo en el que viajaban.
“No va a regresar la guerra contra el narco”, advirtió Sheinbaum este martes en su conferencia de prensa matutina. “Nosotros vamos a usar prevención y atención a las causas (…) Los delitos de alto impacto van a disminuir porque hay una estrategia y se va a cumplir”, aseguró.
“Hay temas en los que vamos a dar más énfasis que el gobierno anterior, pero seguimos creyendo en la máxima de que la seguridad y la paz son fruto de la justicia, justicia social pero también un sistema de justicia que funcione y proteja a la población”, dijo la mandataria.
La conferencia matutina de este martes, como llama el nuevo gobierno al esquema de las Mañaneras establecido por Andrés Manuel López Obrador, fue dedicada a explicar en qué consiste el plan de seguridad del nuevo gobierno.
Aunque durante los 6 años de López Obrador en el poder los homicidios bajaron levemente cada año, en términos absolutos fue el sexenio más violento de la historia reciente del país.
El gobierno de Sheinbaum cita la experiencia de la mandataria en la alcaldía de Ciudad de México entre 2018 y 2023, como antecedente de lo que puede ser la estrategia a nivel nacional.
Los homicidios y los secuestros se redujeron a la mitad den la capital mexicana durante los últimos seis años.
El secretario de Seguridad en la ciudad es ahora el del país: se trata de Omar García Harfuch, un joven policía y abogado que, gracias a su popularidad, llegó a ser considerado como posible candidato presidencial del oficialismo.
Fue él quien dio a conocer en la mañana del martes los cuatro focos del plan de seguridad.
Sheinbaum dio como ejemplo el programa Barrio Adentro que se implementó en CDMX.
“Todas las secretarías se sumaron para atender a la gente en las zonas de mayor índice delictivo”, recordó. “Si el joven no estaba yendo a la preparatoria, lo llevábamos. Si no tiene universidad o trabajo, se los encontramos”.
La idea del gobierno es que, en la medida en que los jóvenes tengan algo que hacer, una vida sana y un proceso de formación consolidado, es menos probable que opten por entrar en el crimen organizado.
Algunos críticos citan estudios especializados que no han encontrado una relación causal entre pobreza y crimen, y apuntan a los problemas de corrupción dentro de policías y las fiscalías como factores principales de la violencia.
Pero Sheinbaum, también citando análisis académicos, explicó que los jóvenes se suman a los grupos delictivos por razones que la política social del gobierno puede atender: ausencia de recursos económicos, una identidad social y cultural que quizá no tienen en la familia y falta de acceso a la educación y al empleo.
El gobierno de AMLO desmanteló a la vieja Policía Federal, acusada de corrupción y de tener vínculos con el crimen organizado, y la remplazó por la Guardia Nacional, una organización con 140.000 oficiales también de corte civil pero adscrita a la rama militar.
En los 6 años de López Obrador en el poder, las Fuerzas Armadas pasaron de ser defensores de la soberanía nacional a colaborar en la construcción de infraestructura pública, tener presencia en las calles y participar en la gestión de entidades y empresa públicas.
Antes de terminar el gobierno de AMLO, el oficialismo aprobó una polémica reforma constitucional que transfiere a la Guardia Nacional de la Secretaría de Seguridad a la Secretaría de Defensa.
Muchos, de entrada, consideran que los militares no deberían tener funciones de orden público. De hecho, el asesinato de seis migrantes en un retén militar en Chiapas el fin semana se tomó como un ejemplo de la problemática que ello implica.
“La Guardia Nacional es una institución policial definida por una doctrina militar bajo regulación estricta. Es falso que haya militarización, lo que estamos haciendo es aprovechar las capacidad de la secretaria de la Defensa para que la Guardia Nacional se pueda consolidar”, sostuvo este martes García Harfuch.
“Hay familias que no tienen acceso a la policía. Ahí es donde la Guardia Nacional jugará un rol importante”, aseguró.
Sheinbaum y García anunciaron que la tercera y la cuarta parte del plan tienen un objetivo común: luchar en contra de la impunidad, que en México se da en un 90% de los casos delictivos.
Por un lado, se busca tener mejor información sobre los casos y, por el otro, que esa información sea gestionada de manera articulada por todas las instituciones competentes.
Parte del problema actualmente en México es que las denuncias de posibles delitos se filtran a los grupos armados, que por su parte aprovechan la fragmentación de los organismos de seguridad para desarrollar sus actividades.
“No se trata solo de reaccionar a los delitos, sino anticiparse a ellos, usando inteligencia y recursos tecnológicos más avanzados para analizar datos, identificar patrones y comprender dinámicas en zonas con más incidencias”, dijo el secretario de Seguridad.
Sheinbaum con militaresFuente de la imagen,Reuters
Pie de foto,Sheinbaum tendrá en las Fuerzas Armadas un aliado fundamental al tiempo que un desafío difícil de controlar.
Para eso, el gobierno creará dos entidades: una subsecretaría de inteligencia y una academia de la seguridad para policías y fiscales.
Para empezar, las autoridades federales se van a trasladar este mismo martes a Culiacán, capital de Sinaloa, para atender la batalla entre las dos facciones del cartel de Sinaloa que estalló tras la detención en Estados Unidos del capo Ismael “El Mayo” Zambada.
“La seguridad es un problema que requiere una responsabilidad compartida y una respuesta unificada”, dijo García Harfuch.
Parte del éxito de la política de seguridad en la Ciudad de México fue precisamente lograr que las policías y fiscalías estuvieran coordinadas para atender las denuncias.
Y parte de la dudas que muchos expertos tienen sobre este asunto, tienen que ver con la habilidad del gobierno central de coordinar instituciones grandes, autónomas y diversas a nivel nacional.
El monstruo de la violencia a nivel nacional es mucho más poderoso y diverso que a nivel local. Y las fuerzas de seguridad del Estado tienen menos influencia, control territorial e infraestructura a nivel federal que a nivel local.
Y ese será, precisamente, el gran desafío de Claudia Sheinbaum.
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