Redacción El Monitor
El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, confirmó que los grupos criminales que operan en Michoacán son los que tienen mayor capacidad en el uso de drones y artefactos explosivos. Entre ellos, según informó, se encuentra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Durante la conferencia de prensa matutina de este 2 de agosto, el general aseguró que la actividad delictiva relacionada con el uso de artefactos explosivos ha reducido durante los últimos meses, por lo que actualmente no se presenta “una situación totalmente grave”.
Al respecto, detalló que Michoacán es la entidad que ha registrado el mayor número de ataques de drones, así como es también donde se han realizado más aseguramientos de artefactos explosivos artesanos.
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Por otra parte, confirmó que la Sedena tiene una licitación para adquirir equipos anti-drones, mismos que serán utilizados para brindar protección a los militares.
“En Michoacán es donde hemos tenido agresiones de esta naturaleza y donde nuestro personal ha sufrido lesiones, inclusive han fallecido algunos de nuestros elementos. Lo que se busca es tener la capacidad, que no la tenemos, para el personal que anda realizando reconocimientos, patrullajes, principalmente en Michoacán”, detalló.
“Sobre las armas, sí ha habido algunos aseguramientos, pero no hemos asegurado algún taller en donde se armen estos. El último que hubo fue un taller donde fabricaban cargadores, artefactos explosivos improvisados, pero no donde estén fabricando armas”, señaló.
Las armas fantasma, también conocidas como “ghost guns”, son armas de fuego fabricadas de manera artesanal que carecen de números de serie y, por tanto, son difíciles de rastrear. Han ganado notoriedad debido a que pueden ser ensambladas por personas sin necesidad de pasar por los controles y regulaciones habituales que implican la compra de una pistola o rifle convencional.
Generalmente, las armas fantasma se construyen a partir de kits o componentes que se pueden adquirir legalmente en línea o en ferias de armas. Estos kits suelen incluir piezas clave como el armazón y el cañón, pero requieren de algunos pasos adicionales para completar el arma, como el taladrado o ensamblaje de partes. Esta última fase permite a los fabricantes eludir la normativa, ya que los componentes parciales no están sujetos a las mismas restricciones legales que un arma completa.
Un aspecto alarmante es que estas armas no requieren verificación de antecedentes del comprador, lo que plantea serias preocupaciones sobre su potencial uso en actividades delictivas.
En muchos países, la creciente popularidad de las armas fantasma ha llevado a debates sobre la necesidad de endurecer las leyes de control de armas y de imponer medidas específicas para regular la compra y distribución de los componentes necesarios para su fabricación.
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